CASA DE NIÑOS

Se  introduce en el contexto escolar como una verdadera “casa de la escuela”. Es uno de los pilares del Método Montessori. Un ambiente de vida donde el niño es libre de trabajar y manifestar su espontaneidad. Un lugar donde tiene todo lo que necesita para desarrollar su creatividad y perfeccionar sus movimientos. Un ambiente preparado, respetuoso y seguro, donde el niño descubre la independencia, la autonomía, la autoestima, sembrando la semilla de la paz que mantiene encendida la llama de la motivación hacia el aprendizaje.

En la infancia, el período entre 3 y 6 años se define como el período de mejora constructiva. Aquí el niño se vuelve “consciente” de sus acciones y guiado por la inteligencia, realiza sus primeras tareas. El juego que juega es “trabajar para su propio desarrollo”.

Y es precisamente en estos grupos de edad que el niño, en Casa de Niños, se convierte en un verdadero trabajador consciente.

Todo está diseñado específicamente para el crecimiento: la disposición de los objetos, el uso progresivo de los materiales, un orden específico. Él está en su nebulosa “mente absorbente”. Esto le permite asimilar el entorno y proyectarlo en el orden externo.

El espacio acogedor y luminoso recuerda el ambiente familiar. De esta manera, el niño se sentirá a gusto y se dirigirá mejor hacia las múltiples actividades.

Se crean áreas temáticas. Áreas bien divididas por estantes de madera para adaptarse al niño. Cada área contiene ciertos materiales y objetos educativos donde el niño puede trabajar.

Estas áreas temáticas se organizan en sucesión. De una manera lógica y reconocible están vinculados por una conexión. Así, el niño puede aprender a aprender “las relaciones entre las cosas” y a subdividir, por ejemplo, su uso y reorganización.

TALLER

Montessori describe esta etapa, como una “fase de crecimiento tranquila y uniforme”.

Es una etapa de estabilidad, los niños tienen interés por su cultura, se cuestionan el “porqué, cuándo y cómo”, despertándoseles la atracción  por los aspectos complejos, y por medio de la investigación, logran satisfacer la curiosidad.

La relación social se incrementa, al igual que los planteamientos de tipo moral y aquí es cuando la justicia se vuelve un valor primordial.

El orden aparentemente pierde importancia para volver a resurgir en la adolescencia. La mente matemática que desarrollamos desde preescolar, nos ayuda a manejar la posibilidad de relacionar los diferentes fenómenos que se presentan en tiempo y espacio.

Montessori motiva la creatividad de los niños, porque no los enseña a repetir sino que les enseña a pensar.

Las personas exitosas, no son copia de nadie. Permitamos a los niños explorar sus habilidades y con ello les regalaremos la oportunidad de reconocer sus talentos y de apreciar los de los demás.